¿Saneamiento financiero o concentración de tierras? La desamortización de Mendizabal.


En la compleja trama histórica que dejaron la Guerra Civil y la posguerra en España, el tema de la tierra aparece como un aspecto crucial que definió la vida de miles de jornaleros y la de sus familias. La desigual distribución de la propiedad agraria, arraigada en la Edad Media con la Reconquista, marcaría el destino de la península ibérica durante siglos. En el siglo XIX existía una gran desigualad social, entre los latifundistas, dueños de grandes extensiones de tierra y aquellas personas que trabajaban la tierra. Desigualdad que persistió hasta la época de la desamortizaciones. 

La desamortización de Mendizábal es considerada una de las dos grandes desamortizaciones que tuvieron lugar en España junto con la de Madoz en 1855. Aparece como un episodio de gran importancia que dejó huella en la estructura económica y social del país. En el complejo siglo XIX que se vivió en España, marcado por las Guerras Carlistas y la necesidad de fondos, el gobierno liderado por Juan Álvarez de Mendizábal implementó una medida radical: la expropiación y venta de las tierras pertenecientes a la Iglesia Católica. Se aprobó la venta de los bienes raíces del clero regular, excepto las dedicadas a la enseñanza y asistencia sanitaria. En 1837 aprobó la ley que permitía sacar a la venta los bienes del clero secular, lo que provocó la ruptura de relaciones con el Vaticano.


Conocida como “las desamortizaciones eclesiásticas de Mendizábal”, tenía como objetivos: 

1.Recaudar fondos para financiar la guerra contra los carlistas, partidarios de Carlos María Isidro, un enfrentamiento que amenazaba con desestabilizar el país. 2.Recuperar vales de Deuda Pública al poder pagar las tierras en metálico o a cambio de títulos de deuda. 3.Reformar y desarrollar la agricultura. 4.Ampliar el número de seguidores del liberalismo y transformar la Iglesia en una institución mantenida por el Estado. 

La estrategia consistía en la expropiación de todo tipo de tierras eclesiásticas para luego venderlas y financiar así la guerra. Se utilizó como excusa que las tierras pasarían de ser de “manos muertas” a  manos del Estado y que los bienes de la Iglesia eran desproporcionados en relación con los que tenía la Nación. Tuvo lugar una subasta publica, en la que se produjo un choque de intereses con la Iglesia, ya que se vio despojada de propiedades que habían sido parte de su patrimonio. Además de para financiar la guerra, los fondos se utilizaron para sanear la deuda externa del Estado. 

La burguesía y la nobleza, fueron los principales beneficiarios de esta medida, que consolidaron su posición de poder, mientras que aquellos de recursos más limitados quedaron al margen de las oportunidades generadas por la desamortización. Además, este proceso aumentó la productividad rural, mejoró la situación de Hacienda y permitió hacer frente a los gastos de la guerra.

¿Fue un éxito económico que saneó las finanzas y dinamizó la economía, o fue un fracaso social que exacerbó la concentración de tierras? La respuesta no es sencilla. Algunos sostienen que, si bien mejoró la producción agrícola, empeoró las condiciones de vida de los campesinos. Además, la relevancia de la desamortización en la configuración de la propiedad agraria es discutible, ya que factores como la abolición de los mayorazgos también desempeñaron un papel crucial.

A continuación os dejamos un vídeo que explica con claridad en qué consistió dicha desamortización.

 



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