El conflicto entre los Estados Unidos y la Unión Soviética durante la Guerra Fría no se limitó simplemente a una competencia por la superioridad militar y tecnológica. En este escenario de tensión constante, el espionaje surgía como un arma sigilosa y de gran poder. Ambas superpotencias desarrollaron agencias de inteligencia y espionaje, reclutando tanto a sus ciudadanos como a personas aliadas estratégicamente ubicadas en otros lugares del mundo para obtener información de interés. Operaban de manera encubierta para recopilar datos estratégicos y secretos de sus adversarios, que les permitieran actuar con cierta ventaja. 


En 1954 se fundó la KGB como principal agencia de inteligencia y seguridad del régimen comunista en la Unión Soviética, conocida como el "Comité de Seguridad del Estado”. Su misión abarcaba grandes responsabilidades, desde la recopilación de inteligencia extranjera hasta la supresión de las disidencias internas. Estos agentes y espías vigilaban que la población se mantuviese fiel al régimen y que aquellos contrarios a los ideales soviéticos fueran detenidos e interrogados para obtener información. Utilizaban todo tipo de técnicas y torturas para que  acabaran perdiendo la cabeza, así como el uso de la psiquiatría, diagnosticando a los disidentes de enfermedades mentales y encerrándolos en hospitales o cárceles. La técnica más llamativa fue conocida como el ‘patio del absurdo’, en la que se encerraba al detenido en un cuarto con una pila de ladrillos en un extremo y se le obligaba a pasar, de uno en uno, todos los ladrillos y así sucesivamente hasta que el recluso se volvía loco. Se sometía a los detenidos a temperaturas extremas, destacando la muerte de Oleg Penkovski, un agente que desertó de la URSS y que tras numerosas torturas le asesinaron introduciéndole muy lentamente en un horno crematorio. Las trampas de miel eran una especialidad de la KGB, en las que utilizaban agentes femeninas para atraer a los hombres a posiciones inflexibles, destacando el caso de Anthony Courtney, un diputado británico, cuyo romance con una agente de la KGB se filtró a la prensa y condujo a su caída  política. 

Reuniones de la KGB

La contraparte estadounidense en esta red de espionaje durante la Guerra Fría, fue la Agencia Central de Inteligencia (CIA), fundada en 1947. A diferencia de la KGB, operaba con un enfoque más diversificado, participando no solo en operaciones de inteligencia, sino también en actividades encubiertas y operaciones paramilitares. Destacó la Operación Ajax en 1953, donde la CIA, dio un golpe de Estado en Irán para derrotar al Primer Ministro, cuyas políticas nacionalistas amenazaban los intereses estadounidenses. Por otro lado, en 1962, aviones espía U-2 de la CIA tomaron fotografías aéreas que revelaron la presencia de bases de misiles soviéticos en Cuba, dando origen al enfrentamiento entre los Estados Unidos y la Unión Soviética. No solo operaban en el extranjero, sino también en el interior del país, como en la lucha contra la infiltración comunista mediante el programa MKUltra, que implicó experimentos secretos sobre el control mental y el comportamiento de las personas. Llevaron a cabo investigaciones controvertidas y éticamente cuestionables, utilizando drogas y técnicas de manipulación mental sin conocimiento y  consentimiento.

Ambas agencias fueron criticadas tanto a nivel nacional como internacional, por sus métodos y tácticas, habiendo violado los derechos humanos y abusado de la población. Conforme la Guerra Fría avanzaba, la sociedad se volvía cada vez más consciente de las actividades de espionaje pero la clandestinidad y el secretismo de estas operaciones no permitían revelar lo que verdaderamente estaba ocurriendo.

A continuación os dejamos un Documental que narra la historia de Oleg Penkovski, un agente doble soviético que tuvo un papel fundamental en la Crisis de los misiles de Cuba al colaborar con la CIA y con el MI6 británico. Sin embargo, esto le costó la vida, tras ser detenido por el KGB y sentenciado a pena de muerte en 1963.